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SEDE CANÓNICA

IGLESIA DE SAN MILLÁN (SEGOVIA)

- Historia

​Segovia, emplazada a los pies de la sierra del Guadarrama, goza de la protección que le concede la muralla natural de la submeseta norte, pero un lugar también estratégico, acosado de asedios que protagonizan tanto moros como cristianos con el fin de imponer su dominio.

Si nos situamos en 1072, nos encontramos con una Segovia al mando de Sancho II recién asediada por Almanum, rey de Toledo quién daña al monumento emblema de la ciudad destrozando 36 de sus arcos, restaurados en época de  los Reyes Católicos por el jerónimo del Parral Fray Juan de Escobedo.

Los escritos del cronista segoviano Don Diego de Colmenares fijan la toma de la ciudad por parte de los cristianos en 1079, basándose en una inscripción de una pequeña ermita  de Palazuelos.

Lo que nos encontraríamos entonces, serian pequeñas poblaciones en las cuencas de los  ríos Clamores y Eresma, que dividen y fragmentan la gran mole en donde se asienta el ​ Alcázar. Así, en la vertiente que riega el río Eresma, se encuentran dispuestas  alrededor

de la iglesia- Catedral de San Gil, las iglesias cristianas de San Marcos, Santiago, San Blas  y San Lorenzo. Por la otra vertiente, la que baña el Clamores, en el llamado arrabal Mayor tendríamos un grupo de mozárabes que ocupaban las sinuosas calles de la Morería.  En el alto, un recinto “amurallado”, con unas murallas destrozadas, totalmente despoblado; tal era el estado de despoblación que hasta en el siglo XIII se conceden privilegios a las familias que habitaran allí. Para restaurar las murallas se utiliza todo lo que pueda contener cualquier elemento constructivo, hasta lápidas.

Dentro del arrabal Mayor, hallaríamos un sistema económico dedicado a la artesanía, albañilería y a las huertas del Clamores, que se repartirían alrededor de una vieja iglesia mozárabe de la que hoy podemos disfrutar su torre.

Hay dos teorías para la advocación resultante a la está dedicada a esta iglesia: Por una parte durante los siglos X y XI hubo mucha veneración a dicho santo eremita; la otra, el fruto directo de la repoblación (Raimundo de Borgoña repobló Segovia con riojanos entre otros; quizás fuera la devoción de este último pueblo al pastor Emiliano de esa región)

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La fecha que marcará y guiará las trazas en el desarrollo del arte segoviano románico es el enlace en segundas nupcias de Doña Urraca con Alfonso I de Navarra y Aragón en 1109 tras la muerte del conde  Raimundo en la batalla de Uclés. El aragonés desde ese momento se intitula emperador de España.

El sobrenombre del Batallador jacetano, con el que pasa a la historia este monarca se lo gana a conciencia con grandes gestas como la batalla de Candespino, cerca de Sepúlveda en abril de 1111; lo que le hizo entrar en Toledo como rey de León, de Castilla y de Toledo o la entrada en Zaragoza instalándose el Palacio Real de la Aljafería en diciembre de 1118.

Este matrimonio fue muy desdichado y así como doña Urraca era apoyada por la nobleza y el alto clero, Alfonso era apoyado por la burguesía. De hecho, fue declarado nulo su matrimonio en 1113 por el papa Pascual II que alega consaguinidad, ya que ambos son descendientes en tercer grado de Sancho III el Mayor. Para entonces ya se habían iniciado las obras de edificación del templo de San Millán.

 

La importancia de esta iglesia la encontramos en la presencia de cuatro antiguas milicias de Quiñones, de 25 hombres cuya función era velar y vigilar los alrededores de la iglesia mientras los parroquianos escuchaban la celebración dominical. Estas milicias estaban implantadas en San Martín, San Andrés, San Juan y San Millán (las dos últimas se las apellidaba de los Caballeros). Si más interesante, quizás es San Millán por su situación con respecto las otras tres, situadas en tres de las principales puertas de la muralla. Esto radica en que aparte de campesinos en esta iglesia se reunían los Nobles Linajes, apellidándose dicho templo como "de los Caballeros”.

Como rápido apunte, de que no solo en esta iglesia a día de hoy se conservan vestigios de antiguas construcciones. En San Andrés encontramos una antigua torre que, aunque remodelada con influencia mudéjar en el exterior, por dentro presenta elementos arquitectónicos moriscos. En San Martín y San Juan, la planta nos recuerda a una basílica latina, en los que se transforman a los templos románicos que vemos hoy en día al igual que en otras iglesias desde el centro (como San Nicolás, San Quirce o San Lorenzo).Lo que nos viene a decir que todos los templos anteriores fueran ampliándose enriqueciéndose ante los nuevos movimientos artísticos que llegaban y siempre dentro de las influencias de León y Silos.

Que en San Millán se decidiese derrumbar el antiguo templo y se consituyese una traza que no seguía las influencias que llegaban a los otros templos segovianos, sino una clara influencia lombarda cuando ya estaban avanzadas otros estilos, nos hacen cuestionarnos que el retroceso de este estilo desusado y singular se debe a una nostalgia o dominio de Aragón sobre Castilla.

Sabemos que Alfonso fue muy querido por los segovianos, asimilando  dicho monarca esta ciudad con su Jaca natal, fruto de ello son las numerosas donaciones que desde 1111 hace constar en Segovia, cuando eufórico entra en Toledo. San Millán fue inagurada entre 1122 y 1123.

En el siglo XVII - en 1668 - se sustituye el artesonado mudéjar por bóvedas barrocas; además, se instala un retablo barroco en el ábside central ocultando la arquería. También en el S.XVII se abre una capilla dedicada a la Virgen de la Piedra, en el espacio creado por la prolongación del pórtico sur y el brazo derecho del crucero, así como el cerramiento de la fachada sur.

Durante el siglo XVIII se colocó el actual pavimento sobre el antiguo a medio metro más abajo y que se caracterizaba por estar salteado de lápidas sepulcrales en las cuales se podían apreciar escudos heráldicos y otras inscripciones de especial interés.

En el siglo XX se llevaron a cabo importantes obras de restauración dirigidas por el Marqués de Lozoya y por el arquitecto Javier Cabello y Dodero; asi, en 1952 se descubren los arcos cegados del pórtico sur, se demole la capilla de la Virgen de la Piedra.

En 1963 se retiró el retablo barroco de Juan de Ferreras y se descubrió y restauró la arquería ciega que decoraba el cuerpo bajo del ábside central, asi como las pinturas murales del crucero. Las bóvedas barrocas se retiraron en 1974.

En este mismo año en el exterior de la torre se coloca el típico esgrafiado segoviano.

- Arquitectura

PLANTA

La iglesia reproduce el esquema constructivo de la Catedral de Jaca. Está construida en base del pie aragonés,  modulo de 26 cm (como la de Jaca); siendo sus  dimensiones casi iguales (50 metros de longitud y 20 m de altura) en su conjunto e idénticas en detalles como espesor de muros y ancho del crucero.

El esquema arquitectónico seguido en San Millán creó escuela en las posteriores edificaciones segovianas durante casi dos siglos.

La planta constituye la denominada planta de salón: tres naves, terminadas en un ábside cada una. La novedad que presenta referente a la estructura clásica de las iglesias románicas son las arcadas cubiertas laterales, el añadido del cuarto ábside y la conservación de la torre mozárabe.

CABECERA

El ábside central  es el más alto, ancho y profundo. Desde el exterior dos columnas dividen el ábside en tres calles,  abriéndose un ventanal de medio punto por las que la iluminación llega al interior a través de tres vidrieras que representan a San Millán, San Feliz y San Braulio inspiradas en los marfiles de San Millán de la Cogolla . Una chambrana ajedrezada trasdosa el conjunto. A la altura de los cimacios nace una imposta corrida de rosetas.

En el interior, llama la atención su arquería ciega. Está  compuesta por dos partes; la primera está compuesta por seis arcos sobre columnas dobles en el hemiciclo con capiteles tallados; y la segunda, dos pares de arcos  en los tramos rectos, que recorre la parte inferior de los muros. Se cubre con bóveda de cañón.

Los  diez arcos del ábside, se sustentan en quince capiteles con una decoración de influencia del románico zamorano-leones. De hecho se observan claras coincidencias con el taller  creado en la cabecera de San Vicente de Ávila.

La mayoría de ellos muestran motivos vegetales También vemos grifos rampantes, centauros, leones alados (o no afrontados u opuestos), sirenas de doble cola alzada, arpías de alas explayadas y larga cabellera partida, aves opuestas y curiosos híbridos de ave y reptil. Entre ellos destacamos dos en los que aparecen figuras humanas: en uno aparecen dos jinetes que van en direcciones divergentes con una curiosa leyenda; así  como la otra representa la escena del bautismo de Cristo.

En ella contemplamos una figura central que posee nimbo crucífero, de ahí que se sospeche que sea Cristo, dentro de un recipiente decorado con peces. A  su lado un personaje le sostiene del brazo a la vez que toma algo que le ofrece un ángel, mientras que al otro lado, está la persona que le administra el bautismo. Dos ángeles rodean la escena haciendo sonar sus trompas.

Los ábsides laterales son más sencillos. Desde el exterior, los ábsides son semicirculares y solo tiene un ventanal de medio punto cuyas vidrieras representan los distintivos de la Pasión y letanías de la Virgen y los canecillos esculpidos decoran las cornisas. En el interior se cubren con bóveda de cuarto de esfera.

CUARTO ABSIDE

El cuarto ábside está  alineado con el del evangelio y es algo más profundo y ancho; aunque dada su limitada comunicación con la iglesia parece más una capilla para un culto independiente, como de un patronato particular o funeraria.

Se construye en el siglo XIII tal como demuestra su cubierta y la decoración de la ventana abierta en el eje ocupando el espacio entre la cabecera primitiva y la torre.

En el exterior podemos ver que construye sobre un zócalo para igualar el desnivel. Al igual que en el ábside central dos columnas lo dividen en tres paños, pero en  este, solo se abre una ventana da arco de medio punto en el paño central.

En el interior se cubre el tramo recto con bóveda de cañón, mientras sobre la que voltea la bóveda del ábside muestra perfil abocelado.

CRUCERO

El crucero de la de Segovia se cubre con bóveda de crucería mahometana tiene influencia en la ampliación de la Mezquita de Córdoba; aunque los brazos se cubren con bóveda de medio cañón de eje.

Esta cúpula se alza sobre cuatro formeros. En las semicolumnas de estos pilares apreciamos cuatro cestas en las que se representa el Tetramorfos. Así se conserva el ángel de mateo, el águila de Juan, el león de san Marcos descabezado o el símbolo Lucas rasurado.

El cuadrado donde se cruzan los dos brazos de la iglesia, tiene de lado más de ocho metros y medio. Sobre este espacio se alza un cimborrio prismático.

Este espacio se cubre con una cúpula  de ocho paños; en la que podemos ver dos parejas de arcos paralelos en el eje longitudinal, que actúa como pasantes, y otras dos en el eje transversal, actuando como entregos que se entrecruzan dejando un espacio libre en el centro.

 

 

NAVES

Cada nave tiene cinco tramos, segmentados por pilares cruciformes y cilíndricos que se alzan entre la central y las laterales (dos parejas de pilares cilíndricos alternando con tres cruciformes) con crucero alineado a las fachadas laterales. Originalmente, estas naves se cubrían con armadura mudéjar del siglo XII a manos de un taller que trabajo en el Palacio de la Aljaferia de Zaragoza. De la cubierta de las naves laterales nos llama la atención las ventanas, típicas en templos mozárabes con la función de descargar el peso del muro en las columnas iluminando así la parte alta de la nave central con luz de las naves laterales.

El resto de capiteles interiores que coronan los pilares muestran también temas vegetales y figurativos.

Entre los capiteles con temas figurativos se encuentran:

Representación de un castillo o puerta de muralla, representación del elefante- Cristo. Portando a sus lomos un castillete (la Jerusalem Celestial). También vemos un centauro sagitario luchando contra una arpía sobre su grupa, grifos rampantes afrontados, y en otro muestra un jinete sujetando las riendas de su montura.

Sin duda el capitel que representa la Huida a Egipto es el más logrado. Así lo demuestra el detallismo del pie en el estribo y los arreos del caballo, la forma en que María monta a horcajadas o la dulzura de los rostros.

En otro coloca cuatro personajes en las aristas, uno que sostiene un gran pez, otro alza en una de sus manos un pequeño animal, el tercero, con capa de fiador y el cuarto con un incensario y un libro.

El último representa la adoración de los magos de Oriente. Se encaminan a caballo  hacia la figura de María, que sentada sostiene al Niño en su regazo.

PORTADAS

El templo cuenta con tres portadas. Una en cada uno de los muros laterales abiertas en el cuarto tramo y otra a poniente.

FACHADA OESTE

En el centro se abre una gran puerta de cinco arquivoltas decoradas con rosetas de cuatro y ocho pétalos alternando con baquetones y chambrana ajedrezada. La monumental portada se compone de arco de medio punto liso, con una rosca decorada con rosetas tetrapetaladas presentando también  ajedrezado. Las dovelas son  todas regulares menos el que actúa como clave. Estos arcos se apean en jambas coronados por capiteles en los que se muestran arpías, hombres desquijarando leones o híbridos de ave y pez.

Encima de la portada hay un ventanal en la cumbrera con un arco de medio punto sustentado con capiteles decorados con una pareja de arpías y motivos vegetales. Además, en toda la portada se abren tres ventanas con arco de medio punto.

FACHADA NORTE

La portada de la fachada norte se compone de un arco de medio punto con cinco arquivoltas.la decoración es de clípeos perlados alternadas con gruesos boceles. Se remata con la arquivolta exterior con filas de tacos acodilladas dos parejas de columnas coronadas por capiteles en los que se muestran personajes sometiendo animales, leones y grifos afrontados y arpías de alas explayadas.

FACHADA SUR

La fachada meridional se abre, al igual que en la septentrional en el cuarto tramo. Destaca de esta portada el tímpano esculpido, compuesto por siete piezas doveladas. Debido a su estado de conservación es difícil desentrañar la iconografía del mismo, se puede reconocer en la dovela del centro una figura angélica de pie, entregando algo a un personaje, que muestra las palmas de sus sobre el pecho en signo de respeto y de recepción del mensaje.

Por la otra parte, encontramos tres figuras sedentes, la del extremo este perdida, junto a esta, está el personaje que recibió el mensaje del ángel con otra figura que sostiene un libro.

El tímpano está rodeado de cuatro arquivoltas.

En cuestión de puertas, el templo de San Millán posee tres carpinterías notables, indudablemente originales, decorada con herrajes de gran interés.

ATRIOS

Sorprenden en San Millán sus dos pórticos añadidos tardíamente a la fábrica principal del siglo XII dentro de una tipología característica del Románico de la cuenca del Duero.  Hay muchas hipótesis de si fue un pórtico continuo en los tres frentes. Ambos atrios siguen un mismo esquema constructivo, distribuyendo los once arcos de sus frentes con un ritmo de 3-1-3-1-3. Los arcos son de medio punto sustentados en dobles columnas coronados por capiteles.

ATRIO NORTE

La galería porticada norte fue remontada en el siglo XVI, en los que se introdujeron capiteles platerescos. La mayoría de estos, tienen temática vegetal  con hojas lisas o helechos, aunque en uno muestra a personajes desnudos acuclillados.

De este atrio, destacan  los dos contrafuertes que flanquean el acceso.

ATRIO SUR

Los arcos del atrio meridional fueron liberados en 1951; en este atrio la calidad plástica es mayor.

Entre las cestas que muestran temas religiosos encontramos la Anunciación, la Visitación, la Epifanía, el Prendimiento, el Pantocrátor rodeado por el Tetramorfo o las figuras de diez apóstoles. También encontramos temas vegetales con capiteles que muestran tallos entrelazados o con hojas de acanto.

Podemos ver ejemplos de capiteles que nos muestran personajes mitológicos como arpías, centauros o híbridos de ave y reptil. Entre los que muestran escenas cotidianas vemos una escena festiva, o el de cuatro personajes con pesadas capas.

LA TORRE

 

La torre, mozárabe del siglo X pertenecería a una antigua iglesia de este estilo empleadas por los moradores cristianos de la ciudad, antes de la definitiva repoblación de finales del siglo XI. Su fábrica es un hormigonado de cantos rodados del Clamores; aun se puede ver las tablas con las que se encofro. Por fuera, el primitivo revoque imita una fábrica de ladrillo, con técnica de esgrafiado con traza morisca; aunque el actual revoque exterior que es el que se puede contemplar es del siglo XVII.

De planta cuadrada de 5,75 m por lado consta de dos cuerpos, retranqueando el segundo sobre el primero dividida en seis pisos separados por forjados de madera. Se abrieron vanos en los dos últimos pisos, uno por cara coronados por arco de herradura. El último piso, más alto, alberga el cuerpo de campanas, aparece retranqueado respecto de los inferiores, abriéndose en cada paño un amplio arco, todo muy desfigurado repitiendo la herradura.

El sistema de cubrición empleado tiene influencia califal;  es una bóveda de paños en encofrado,  cruzándose los dos nervios de caliza y sección rectangular con la particularidad de que uno de los nervios es pasante y otro entrego sin clave común.

Se remata con un chapitel del siglo XVIII

- Pintura mural

Los restos de pintura mural que conserva San Millán tienen un origen desconocido, considerado románico por varios autores mientras que otros las datan del siglo XIII

De las pinturas que recubrían la cabecera solo se conserva una representación del Noli me tangere en la que la Magdalena se encuentra arrodillada a los pies de Cristo Resucitado.

Tras la restauración de 1949 cuando los retablos adosados a los pilares de la Capilla Mayor fueron retirados, se descubrieron dispuestas a ambos lados de la semicolumna, en el lado meridional las figuras de Santa Basilisa, identificada por un letrero y la de su esposo San Julián.

En el lado septentrional se identifican dos figuras sin reconocer. Surge la hipótesis de que sean dos parejas de santos, o que representen a la Virgen y San Juan Evangelista.

Indudablemente del siglo XIII, en pleno gótico, es el panel de la Crucifixión en el muro que colinda con la torre. En él, contemplamos tres temas; en lo alto se representa una escena de pastoreo, un Calvario y un San Cristóbal.

También al fondo de la iglesia se encuentra una pintura mural que representa la Circuncisión de Cristo (Diego Aguilar 1585)

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